domingo, 5 de octubre de 2008

eMbaRaZo AdOleScEnTe, qué fuerte, qué fuerte


Tras ver el reportaje sobre los embarazos adolescentes que retransmitió Antena 3 el pasado miércoles 1 de octubre, he pensado… sí, sí, porque me dio qué pensar.
Según datos pasados por el programa, en la última década (o sea, desde 1998) España se encuentra con este bonito panorama:


- Cada año se quedan embarazadas 18.000 adolescentes, (chicas menores de 20 años)
- El aborto en adolescentes ha aumentado un 150%.
- Cada hora aborta una menor de 18 años (no se especifica si provocados o espontáneos).
- Cada día una menor de 15 años aborta.
Madre mía. Parece que son muchas cifras, ¿no? Desagradables por supuesto.
En fin, el tema es el embarazo “infantil” tratado en el programa.


Ø La primera de las paradas que hacen es el Centro de madres adolescentes de Málaga. Donde cuentan un poco la historia de tres chicas, sus penas, los castigos que les ponen cuando no llegan al centro a tiempo, etc. Lo que más llamó mi atención es el testimonio de una de ellas, donde “confesó” sin colorearse, que se quedó embarazada porque “a mí nadie me contó nunca que mi cuerpo iba a tener cambios, que iba a tener relaciones con hombres, que me podía quedar embarazada”. Y se quedó tan ancha.

¿De quién es la culpa de que estas chicas se quedaran embarazadas? Primero de ellas, luego de quién sea, pero una parte de la gran culpa, debería recaer en sus padres. Sobretodo en la parte económico. ¿Por qué tienen que irse a vivir a un centro pagado con los impuestos de todos? No quiero parecer egoísta, pero no entiendo que no sean sus padres los que “apechuguen” con el cuidado tanto de sus hijas, como del fruto de su estupidez. Según el Código Civil, los padres tienen la obligación de cuidar a sus hijos hasta que sean mayores de edad, ¿por qué cuando se quedan embarazadas sí las pueden echar de casa? Y de los donadores de semen… ya ni quiero hablar.

Ø La segunda de las paradas es en Las islas Canarias. Concretamente el Valle de Jinamar, zona suburbial de Las Palmas de Gran Canaria, tiene el dudoso honor de ser el lugar de España donde mayor número de adolescentes embarazadas hay. En este caso, las chicas repiten esquemas familiares, es decir allí es de lo más normal quedarse embarazada con 15, 16 ó 17 años. Así lo hicieron sus abuelas, sus madres, sus parientes mayores y sus compañeras de instituto. Es de lo más normal. A los novios no les importa, ni a los padres, y los profesores y médicos lo tienen asumido ya.

Uno de los profesores de instituto declaró en el reportaje: “los jóvenes de la barriada tienen información sobre métodos anticonceptivos, pero aún así no los utilizan”. Él les justifica, ¿razones? Nos invita a dar una vuelta por los alrededores para que veamos que hay absolutamente nada. Nada de ocio. Ni centros comerciales, ni cines, ni recreativos, ni discotecas ni bares, nada. Y por eso, del aburrimiento, se quedan embarazadas las jóvenes, para tener algo que hacer. Aunque parezca un sarcasmo de los mismos, de verdad que esa era la justificación que dieron.

Después nos muestran el testimonio de Carolina Morales. Es una joven de la barriada madre ya de tres hijos con sólo 22 años. La primera vez se quedó embarazada a los 15 años, como es normal por aquí y ni se planteó abortar, con el segundo, lo mismo. Pero cuando se enteró de que estaba embarazada del tercero, ya el “padre” le dijo que ahí se quedaba. (No se especifica si el padre lo es de sus tres hijos o sólo del tercero, que a saber). Viéndose sola y ya con dos hijos dijo que ni hablar, y fue al Centro de Salud a pedir información para abortar. Pero había un problema. Cuando se dio cuenta de que estaba embarazada ya habían pasado seis meses. Y le dijeron que nada de aborto. Ahora tiene claro que se va a hacer una ligadura de trompas porque ya no quiere más hijos. ¡¡¡ CON 22 AÑOS!!! No sé yo qué pensará la pareja que tenga dentro de doce años.

Para acabar por este “diferente” viaja a las Canarias, dos acentos. El Centro de Salud de la barriada, dice que cada día acude allí una adolescente para abortar, generalmente su segundo embarazo. Imagino que ya se habrán dando cuenta de que un bebe no es Baby Fever, que lo puedes guardar cuando te cansas de jugar con él.

El otro es el pensar de un joven del lugar, desde su moto p’a canis confiensa: “yo paso de usar preservativo. Da más gustito hacerlo a pelo, así que marcha atrás y listo”.

Ø Otro testimonio es el de Laura, una chiquita de 17 años. Su historia es un poco para flipar, pero pasa mucho al parecer. Con 16 años, deja de tener la menstruación. Diagnóstico de los médicos: Tiene un desajuste hormonal. Le hicieron todo tipo de exámenes excepto el que tocaba, y nada. Y cada vez estaba más gorda. Hasta que un día despertó a su madre porque le dolía mucho la tripa. En el taxi de camino a Urgencias, le dice a su madre que se ha hecho pis y unas horas más tarde, tiene a su bebé en los brazos. Y se resuelve el misterio que afectaba a la niña: Estaba embarazada. El papá de la criatura colabora con el bebe (ooooh qué amable. Encima hay que darle las gracias) y Laura dice que esto es lo mejor que le ha pasado en la vida.

Ø Violeta, de 24 años, tiene una hija de ocho años, Carolina, a la que ya le está inculcando educación sexual para que no le pase lo mismo. Dice que su caso le vino de familia, porque su madre Prado se casó a los 16 años y también fue madre muy pronto. Pero se escuda en que era otra época. Cuando violeta se enteró de que estaba embarazada, dejó el instituto y se fue a vivir con su novio para hacerse mayor. A las pocas semanas ella y su novio lo dejaron, volvió con sus padres y el padre no se molestado en volver. (Si hubiera habido hipoteca por medio, le habría salido el amor paternal por todos los poros). Dice que si a si hija le pasara lo mismo a su edad, intentaría convencerla por todos los medios para que abortara.


Ø Nos hablan un poco del caso de los gitanos. Les parece una barbaridad la edad a la que las payas tiene su primer hijo. Y no lo entienden. Y da testimonio Celia Jiménez. Con 33 años ya es madre de diez hijos. Sí, lo has visto bien DIEZ. El mayor de los cuales tiene 17 años y el menor 16 mese y medio. Y todavía es le faltan 16 años de fertilidad. El patriarca del poblado dice que allí les eligen pareja a los niños con 13, 14 o 15 años. Que allí una mujer con 20 ya es una vieja y que nadie la quiere (Risas).

Sí, sí muy gracioso. Me dan una RRRRabia los gitanos cuando van lloriqueando que les den una casa, que donde están no pueden vivir los niños y qué racismo, qué morro los payos. En fin.

Ø Olvidé comentar que al principio sale una chica de 18 años que se queda embarazada y decide abortar. Y aborta. Dice que lo ha pasado mal; que no se arrepiente, pero que nunca más volverá a hacerlo. El narrador se pregunta cuántas chicas abortan sin tener el apoyo de su familia. Del espíritu santo y la paloma que la preño no se dice nada. Tampoco de dónde saliieron los 400€ (aprox.)que cuesta un aborto.

A la vez de todo esto, hay un reportaje paralelo sobre cómo se accede a la píldora del día después en las distintas Comunidades Autónomas. No entendí bien el objetivo de la investigación:

1. Querían demostrar lo fácil que es vacilar al sistema, puesto que les daban la recetar sin presentar ni el dni, ni la tarjeta sanitaria ni nada que les identificaran. Por lo tanto las adolescentes (parece que son las únicas que follan para los periodistas) pueden tomárselas cada vez que yazcan con el novio de turno. Es decir usarlas como método anticonceptivo.

2. Querían demostrar lo duro que lo tienen las pobres adolescentes para salir de un caso de emergencia. Los farmacéuticos se negaban a dársela sin no tenían recetas (oooh, qué malos) y alguna hasta dijo que eso ella no lo vende. Y les mandan a un centro de salud, en la noche, dios qué insensibles.

3. Ni ellos sabían qué pretendían demostrar. Sólo que si habla de sexo, siempre hay que meter la pastillita de las narices, aunque ninguna de las protagosnistas lo señalara como causa de embarazo.