viernes, 11 de septiembre de 2009

El trabajo más antiguo del mundo, si no cobras eres tonta.

Esto pasó en una clase de la Universidad de Granada. La asignatura titulada: “Génesis y Desarrollo de las relaciones de Género” adolece (por no decir otra cosa) de tantas carencias que me voy a intentar limitar a las más mejorables. El título para empezar no sirve ni servirá para adelantar o imaginar su contenido. Es un batiburrillo de temas sin orden ni concierto, ni cronológico ni conceptual ni alfabético. El primero es un resumen de la historia del “feminismo”, las olas, autoras, etc. para pasar al “concepto género” seguir a la prehistoria, pasar así como rozando el patriarcado (sistema sexo/ género) tirar por Grecia, la biblia, luego hablar del velo un rato, y finalizar en el imperio romano. Todo esto para una asignatura cuatrimestral de libre configuración presidida por una profesora nerviosa, que no puede evitar soltar risillas estúpidas mientras comenta que varias mujeres fueron guillotinadas en la revolución francesa por exigir su derecho al voto. En fin, espantoso. Puede que los nervios vengan de su ignorancia (que al menos conoce) o de su nula preparación del tema, lo que no deja de ser algo lamentable. En cuanto al titulo de la asignatura me comentó una vez que ella tenía intención de titularla “Orígenes y Desarrollo del Patriarcado”, por qué no lo hizo, es un misterio. Aunque es todo un despropósito titular así una asignatura, por no decir una sobrada, ya que nadie sabe los orígenes de ninguna de las 2 cosas.

Las clases nunca fueron bien, a pesar de que el temario que esta mujer tenia entre manos es apasionante, día tras día veía como destrozaba entre titubeos y burradas, esos pilares de los que habla el movimiento feminista... lo peor siempre ha sido el enemigo en las filas propias. El día que me llené de espanto nos hablaba del patriarcado. Creo que hablaba de Gerda Lerner, a la que se notaba que no daba mucho crédito (quizá porque ni siquiera había leído su libro). Yo no sé en qué estaba pensando pero escuche de la boca de esta profesora universitaria licenciada en historia y cuya tesis versaba sobre Olimpia, decir (entre risillas sofocadas): - “Sí, porque parece que hay pruebas históricas que demuestran que la prostitución es el oficio más antiguo del mundo (ji, ji, ji).”


¿Qué?



Pero... ¿Qué?



Y yo dije: - “¿Qué?”.


De verdad creí que había escuchado mal. Pero lo repitió: “Que - la - prostitución - es - el – oficio- más - antiguo - del - mundo”.


¿QUÉ?


No creo que lo tenga que decir (pero lo voy a hacer): cualquier persona medianamente inteligente o sensata entiende, a nada que lo piense, que eso es una falsedad. Por el poco sentido que tiene. Digo yo que seria más importante cocinar alimentos, recogerlos, cazarlos, curar a la gente etc. que hacer mamadas a machos. O acostarse con ellos. Puede que hombres y mujeres tuvieran sexo porque les apetecía, no por dinero, digo yo. Y aunque así fuera, la profesión en todo este asunto del sexo es la de proxeneta o vendedor de mujeres, solo hay que echar un ojo al negocio.


Todo esto, claro, considerando que ser puta sea un trabajo, cosa que puse en duda. Y claro, aquí se armó el revuelo en una clase compuesta mayoritariamente por chicas de entre 20-25 años, la mayoría bien maquilladas y vestidas, que se ofenden soberanamente cuando alguien las llamas putas. Chicas que no necesitan cobrar por mamarla porque: o no lo hacen (les da asco) o tienen todo el dinero que necesitan y se la maman a quien ellas quieren, no a quien les paga. Eso sí, las escuche airadas aclararme que la prostitución es un trabajo COMO OTRO CUALQUIERA y que mi posición era propia de una integrante de la secta juedomasonicaislamicamusulmana, de lo más reaccionaria y anticuada. Ellas, claro está, representan el progreso, son el ejemplo viviente de las mentes abiertas (y piernas cerradas, no vayan a confundir su oficio) que desafían (porque esto es la guerra) con un: “Y si ellas quieren......” a quienes no nos creemos que el sexo siempre es bueno, venga de donde venga, y sea como sea.



Como siempre, la discusión fue a parar a los cerros de úbeda y sus caminos ¿asfaltados o de arena?, ya que se centró en los consabidos aspectos económicos (ganan más que fregando escaleras), en la definición de trabajo y demás (¿antes de que acuñaran moneda existía el trabajo?) y de lo moralista que es la gente y tabuista con el tema sexual. ¡Que cada una haga con su cuerpo lo que le de la gana, que pa eso es suyo! (qué gran mantra, sirve lo mismo pa un roto que pa un descosío).


Flipante, de verdad, no hay nada como el enemigo en las propias filas, que hasta ellas parecen puteros, defendiendo sus mismos intereses. Me suena eso de Marx.... algo como falsa conciencia.... (era eso no?)



A mí me asombró que en una universidad (aún tenía esas ideas, de que en la universidad están los más listos... menos mal que se me ha quitado ése tumor y a base de evidencias salí de mi error) hubiera gente tan borrica y necia. Claro que con semejantes “maestros”.....



Así que entre tanto cerro empecé a hablar de besos negros, corridas en la cara y desgarros anales. A más de una se le salían los ojos de las órbitas (la profesora emitió algunos jadeos, había recuperado el aliento). Al fin centrábamos el debate. ¡Qué hipócritas son las mentes abiertas oye! La verdad, que no sé en que pensaban que consistía el “trabajo” de prostituta, quizá en hacerse arrumacos, cantar las canciones de Moulin Rouge, enamorarse de Richard Gere y amasar pasta. Millones y millones. Pobrecillas, pensándolo no es que fueran estúpidas, es que eran unas ingenuas, aunque no sé qué es peor.


Como siempre, cada cual se fue a casa pensando que tenia razón, eso sí, acabé con una advertencia que espero que resucite en sus mentes abiertas en los momentos de intimidad afectivo-sexual a lo largo de sus vidas: Si follar, hacer mamadas y ”dar cariño” es un trabajo, el tío-novio-marido al que se lo haces gratis, te está timando.